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El envejecimiento de la población y la mejora de la asistencia sanitaria han generado nuevos problemas en los hospitales entre los que destaca el deterioro funcional asociado a la hospitalización. Los pacientes mayores, en especial los frágiles, presentan frecuentemente pérdida funcional tras un evento agudo en el hospital. Uno de los principales problemas para estos pacientes es la inmovilidad durante la hospitalización.

Estudios recientes muestran que los adultos mayores hospitalizados pasan sólo el 3% de su tiempo de pie o caminando, a pesar de que menos del 5% de los individuos tienen indicación médica de reposo en cama. La inmovilidad conduce a la pérdida de masa muscular, pérdida de capacidad funcional y debilidad general.

Los efectos negativos de la debilidad y la pérdida de capacidad funcional también se extienden más allá de la hospitalización. En las 2 semanas después del alta del paciente, los adultos mayores hospitalizados con enfermedad corren un alto riesgo de caídas y de sufrir, por tanto, un reingreso.

Por ese motivo, el Hospital Rey Juan Carlos ha puesto en marcha este programa centrado en el paciente frágil con el objetivo de optimizar la función física de los pacientes, aumentando la cantidad de tiempo que pasan fuera de la cama caminando durante su hospitalización e iniciando medidas encaminadas a fomentar la continencia.

Este programa busca adaptar el hospital a sus pacientes en lugar de que sean los pacientes los que se tengan que adaptar a los hospitales (pautas de comidas que en nada se parecen a las que tienen en casa u horas en cama no siempre justificadas por la situación clínica). Además, se pretende que el entorno del paciente durante su ingreso sea reconocible con algunas medidas como el uso de sus propios objetos personales y fotografías de familiares en la habitación para evitar su desorientación, así como adaptar los horarios de reparto de medicación de forma que se respete en la mayor medida posible su descanso nocturno.