El Hospital Rey Juan Carlos posee un Servicio de Medicina Intensiva desde su apertura, con capacidad asistencial adaptada al crecimiento exponencial en su objetivo de tratar a pacientes que necesitan de este cometido. Colabora en la labor docente pregrado desde su inicio en el centro y, desde el 2017 también el a formación posgrado MIR. Actualmente tiene una dotación de 18 camas totalmente informatizadas, Sistema Informático Departamental (CIS) "Patient Care", integrado con el Sistema Informático Hospitalario "Casiopea".

Definimos la Medicina Intensiva como aquella parte de la Medicina que se ocupa de aquellos enfermos que presentan alteraciones fisiopatológicas con un nivel de gravedad tal, que representa una amenaza actual o potencial para su vida y que, al mismo ejemplo, son susceptibles de recuperación. Su cobertura asistencial también incluye el soporte del donante potencial de órganos.

La Especialidad de Medicina Intensiva fue reconocida como tal en España en 1978. Para su ejercicio es necesario poseer el Título de Médico Especialista en Medicina Intensiva, cuya obtención precisa estar en posesión del título de Licenciado en Medicina y realizar un período de formación, a través del sistema MIR en instituciones y centros sanitarios acreditados para impartir la correspondiente formación (RD 127/84), que consta de cinco años de duración.

Se trata de una especialidad multidisciplinaria que representa, hoy por hoy, el último escalón asistencial. Su ámbito principal de actuación es el Hospital en el marco del Servicio de Medicina Intensiva (SMI). Generalmente son Servicios Centrales, de carácter polivalente, dependientes directamente de la Dirección Médica del Hospital, y que funcionan en íntima conexión con los demás servicios hospitalarios y del Área de Salud.

El objetivo del Servicio de Medicina Intensiva es tanto la monitorización como el soporte de las funciones vitales del enfermo crítico con vistas a la realización de los diagnósticos adecuados y aplicar los tratamientos tanto médicos como quirúrgicos óptimos, incluyendo la estabilización en el postoperatorio inmediato de enfermos quirúrgicos de alto riesgo. La obtención de estos objetivos depende de la interacción óptima y meticulosa entre los recursos humanos, tecnológicos y el espacio físico.

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) es el lugar fundamental donde se realiza la cobertura asistencial de la especialidad. Sin embargo, la asistencia al paciente crítico debe concebirse desde la perspectiva de la atención integral, desde la detección hasta la finalización de la situación crítica, realizando esta actividad independientemente de la ubicación física donde se encuentre el paciente. Esto es aplicable, también, en el ámbito extrahospitalario, con el transporte de pacientes críticos (SAMUR, etc.) o atención sanitaria en las situaciones de catástrofe.

La misión del especialista en Medicina Intensiva consiste en la resolución de los procesos críticos o potencialmente críticos, independientemente del lugar y del momento donde se encuentre el paciente, en colaboración con otras especialidades y niveles de atención sanitaria, siguiendo los procedimientos prescritos en cada caso según la evidencia y respetando los principios éticos y manteniendo una gestión Integral de la Calidad Total en la atención del paciente crítico.